lunes, 27 de octubre de 2014

La vida después de la muerte



Los egipcios no veían la muerte como un fin, sino como el inicio de una nueva existencia. Para el viaje hacia el más allá se proveían de todo aquello que habían usado en su vida terrenal y se colocaban junto al difunto en el sepulcro. Según ellos, el cuerpo consta de diversas partes, el ba o alma, el ka o fuerza vital y el aj o fuerza divina inspiradora de vida. Para acceder a la vida después de la muerte el Ka necesita un soporte material (cuerpo del difunto) que debe mantenerse incorrupto, esto se conseguía mediante el proceso de momificación del difunto. Los sacerdotes funerarios serán los encargados de extraer las vísceras del difunto para proceder al proceso de embalsamamiento, se trata de una técnica muy compleja, se sabe que en el Antiguo Egipto se poseía un enorme conocimiento en anatomía para no dañar los órganos del difunto. Estas vísceras u órganos extraídos del difunto se depositaban en cuatro jarras, que se reconocen como vasos canopos y corresponden a los cuatro hijos de Horus, Amset, para el hígado; Duoumutef, para el estómago; Hopi, para el pulmón y el Hebsenuf, para los intestinos. Tras extraer la vísceras y preparar al cuerpo se le envolvía con vendas, colocando entre estas numerosos amuletos con fórmulas para la supervivencia en el más allá.  Después de esto se le colocaba al difunto una máscara con su imagen para poder ser identificado en el más allá.
 

Una vez finalizado el proceso de momificación y colocado el difunto en un sarcófago tenía lugar una procesión hacia la tumba justo a los objetos que acompañaran al difunto en la otra vida. Cuando la procesión llega a la tumba un sacerdote abrirá la boca del difunto, ya que mediante esta acción se creía que el difunto volvería a la vida. Después se sellará la tumba que contenía al difunto junto a los vasos canopos y el ajuar que le acompañara el resto de la eternidad. 

Cuando concluye el sepelio y el enterramiento, el difunto era conducido por Anubis ante Osiris, soberano del reino de los muertos, que junto a otros dioses realizará el denominado juicio de las almas, donde se pesara el corazón del difunto en una balanza , que simboliza las buenas acciones del difunto en vida. Si el peso de las malas acciones pesan más que una pluma, el fallecido será devorado por un monstruo, si pesan más las buenas acciones podrá recorrer el mundo subterráneo lleno de peligros hasta llegar al paraíso eterno. Este tipo de enterramientos y procesiones estaba reservado para faraones y las más altas clases de la sociedad egipcia,  pero con el paso de los siglos las demás clases sociales enterrarán a sus difuntos de esta manera, que será más sinuoso cuanto más poder adquisitivo tenga la persona o cuanto más alto sea su rango social.
                       

Como hemos dicho con anterioridad lo egipcios creían necesaria la conservación del cuerpo del difunto para la vida en el más allá, la momificación permitía la salvación física, y a través del libro de los muertos ayudaba a que la parte espiritual, el alma o ba pudiera abandonar temporalmente la tumba. En el imperio antiguo solo los faraones podían acceder a la vida en el otro mundo, junto al Dios Re, pero a medida que avanza el tiempo ricos y nobles egipcios compartían este ritual, para lograrlo disponían del libro de los muertos, que se escribía en papiros y se solía depositar junto al difunto para que le guiase en el más allá, se trata de un conjunto de conjuros y fórmulas que se compilo durante el imperio Nuevo, a partir de los sarcófagos del imperio Medio, que a su vez derivan de los textos de las pirámides del Imperio Antiguo.
Durante el trayecto al más allá el difunto debía llevar ofrendas para los Dioses, para que ellos a cambio le diesen el poder de dominar los elementos (fuego, agua y viento) con los que luchar con los enemigos, que le acecharan durante el largo camino al paraíso. En las primeras imágenes del libro de los muertos se muestra el sarcófago del difunto que es arrastrado hasta la tumba en una barca montada sobre un trineo tirado por sus servidores. Antes de depositar la momia en la tumba los sacerdotes celebraban la ceremonia de apertura de los ojos y la boca para devolver a la vida los sentidos del fallecido. El momento más importante del libro de los muertos era la psicostasis, donde se procedía al pesado de las buenas y malas acciones del personaje en vida.
El numero de capítulos y fórmulas que aparecen en el libro de los muertos varían según el prestigio del difunto, los más sencillos se fabricaban en serie dejando un espacio en blanco donde figuraba el nombre del fallecido, por el contrario en los estratos más altos de la sociedad egipcia las versiones del libro de los muertos eran únicas y exclusivas, con un gran número de fórmulas que facilitaban el transito al más allá. Generalmente las diferentes versiones del libro de los muertos se distribuyen en: preparación  del cadáver para el viaje al más allá, traslado del sarcófago a la tumba, la revitalización de los sentidos y el cortejo fúnebre. Una vez que el difunto está en el mundo de ultratumba debe recorrer un largo camino donde se encontrará con sustancias corrosivas y  animales que intentan devorarlo.

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